miércoles, mayo 30, 2007

En mi vida siempre habrá, por Jesús Alvarado

Os transcribo el artículo que publicó en su blog, el 25 de mayo, Jesús Alvarado (www.jesusalvarado.com). No he querido colgarlo antes para no quitarle protagonismo a su blog.

En mi vida siempre habrá
Pasarán los años.

Llegarán, es posible, momentos amargos que me hagan retornar al pasado que siempre fue presente en mi vida de sevillista antes de aquel mágico 10 de mayo de 2006.

Viviré, seguro que sí, temporadas sin copas levantadas, sin semifinales que terminen bien, sin Finales con mi Sevilla presente.

Pero en mi vida ya siempre habrá un italiano bendito remachando con toda su rabia un balón muerto en la frontal del área pequeña de un equipo inglés, un zurdazo lejano de ese salernitano que nos cambió la vida, un remate de un gigante malí, un cabezazo de aquel brasileño que siempre aparecía en los grandes momentos.

En mi vida ya siempre habrá un jueves de Feria rematado por cohetes y por fuegos artificiales reventando el grito contenido por décadas de Sevillismo, y una colina empapada en carmesí, y una nube de estrellitas rojas, de estrellitas blancas que en forma de papelitos quisieron bajar del cielo en aquella noche holandesa.

Siempre habrá ya en mi vida una figura negra, inmensa, cayendo a su derecha, y un guante blanco emergiendo entre las sombras para detener aquel balón que nos volvía a hacer grandes entre los grandes en el Estadio Nacional de Escocia.

Y siempre habrá un portero corriendo hacia su gente, cada zancada un cántico de Gloria, cada brazo que lo atrapa un corazón que explota, cada una de las cientos de miles de miradas clavadas sobre su figura de héroe de otros tiempos un gracias, gracias, gracias…

En mi vida ya siempre habrá una noche monegasca en la que el grande de Europa se conviritó en pequeño al cruzarse con el grande entre los grandes, y un gol de cabeza en el frío de Ucrania que nos devolvió la Fe casi extinguida.

En mi vida ya siempre habrá copas de plata surcando ríos de Gloria, copas de plata a los pies de La Giralda, copas de plata bajo el cielo de Sevilla, y mares de Sevilla por las calles sevillanas.

En mi vida siempre hubo, siempre habrá, un escudo de tres picos, de tres santos, de tres letras.
Un escudo de once barras, barras blancas, rojas barras y el amor a un sentimiento que por fuerza se me escapa.

Y porque en mi vida siempre habrá todo esto que te cuento es por lo que sé que ni me debes ni te debo.

Si te debía ya te lo pagué, si me debías ya ni me acuerdo…

Sólo queda, nada más quiero, seguir a tu lado hasta el último momento, sea lo que sea lo que el destino nos depare, soplen como soplen los vientos.

Yo ya tengo, mi Sevilla, mágicos finales para todos mis cuentos.

Tú ya hiciste realidad los mejores de mis sueños.

Así que vamos, mi Sevilla, hasta el final de los tiempos, juntos siempre, cuerpo a cuerpo, que en mi vida siempre hubo, siempre habrá, fuerzas para decir, para gritar que te quiero.

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