viernes, diciembre 29, 2006

Sobre el cuarto Rey Mago



El cuarto Mago de Oriente
Podemos imaginarnos a Artabán (que así se llamaría el cuarto Rey) en el vigor sereno de la treintena, aplacados ya los ímpetus juveniles, cuando descubre, entre el alfabeto vertiginoso de la noche, la estrella que anuncia al Mesías. Artabán es cetrino de piel, de rasgos ávidos y ojos muy oscuros, calcinados en el escrutinio celeste. Sobrevive en las soledades del monte Usiíta, donde se dedica a desentrañar los oráculos de Zoroastro que pregonaban el advenimiento de un Socorredor que “hará la existencia radiante, sin envejecimiento, inmortal, incorruptible, inmarcesible, eternamente próspera” (Himno Zamyad Yasht 19,89-93). Artabán ya se dispone a seguir el itinerario de la estrella cuando, hasta la falda del monte Ushita, llegan emisarios de Melchor, Gaspar y Baltasar, sus amigos babilonios, citándolo en Borsippa, la ciudad sagrada del dios Nabu, en cuyo honor los antiguos habían erigido un zigurat de siete pisos, demolido por la insania de los medos. Antes de partir a Borsippa, Artabán elige cuidadosamente las ofrendas que depositará a los pies del Socorredor: un diamante de la isla de Méroe, que repele los golpes del hierro y neutraliza los venenos; un pedazo de jaspe de Chipre, amuleto que infunde el don de la oratoria; y un rubí de las Sirtes, cuyo fulgor disipa las tinieblas del espíritu. Artabán espolea su caballo, sin dejarlo abrevar en las afiladas aguas del Éufrates, y cabalga sin descanso hasta que, a las afueras de Borsippa, se tropieza con un hombre agonizante y desnudo. Se trata de un comerciante que ha sido desvalijado por unos ladrones y después vapuleado hasta la extenuación. Artabán lava con vino sus heridas y entablilla sus huesos tronzados. Cuando, horas más tarde, el viajero recupere la consciencia y confiese que los ladrones lo han desposeído de todos sus caudales, Artabán se apiadará de él y le regalará el diamante de Méroe que reservaba para el Socorredor.Cuando llega a Barsippa, la noche ya desciende como un inmenso párpado acribillado de luciérnagas. Artabán sortea la sombra enhiesta de los obeliscos, el ruinoso desorden de los templos sin culto, y rodea las paredes del decrépito zigurat en cuyo interior podría haber anidado el Minotauro. En un zaguán descubre un pergamino con una inscripción todavía reciente: “Te hemos esperado en vano. No podemos dilatar más nuestro viaje. Síguenos a través del desierto. Que la estrella te guíe”. Azuza su caballo, que responde con un resoplido de agonía: los espumarajos asomaban a sus belfos, y en su mirada se avecina la muerte. Artabán acaricia los ijares todavía humeantes de su montura y prosigue el camino a pie. El desierto, más infinito e intrincado que cualquier zigurat, acoge sus pasos y lo increpa con tormentas de arena que apuñalan su rostro y su fortaleza. Aunque las huellas de la comitiva de Melchor, Gaspar y Baltasar se han borrado, no extravía su rumbo, gracias al resplandor insomne de la estrella. Cuando, andrajoso y famélico, llega a Belén de Judá, Artabán no encuentra señal alguna de los magos que le han precedido. En su lugar, se topa con la crueldad desatada de Herodes, que ha ordenado el exterminio de los varones recién nacidos, para combatir los augurios que lo asedian. Con innumerable espanto, Artabán contempla el exterminio de los inocentes, y se abalanza sobre un soldado que se dispone a saciar la sed de su espada en la sangre de un niño que aún no ha aprendido a llorar. A cambio del rubí que reservaba para el Socorredor, logra aplazar la furia del soldado, pero un capitán de Herodes lo sorprende en plena transacción, y ordena que lo encierren en las mazmorras del palacio de Jerusalén, donde Artabán padecerá una condena interminable de más de treinta años, millonaria de padecimientos que van apolillando su organismo y también su cordura. En medio de las tinieblas de su encierro, aún acertará a escuchar rumores sobre un Galileo que sana a los enfermos y alivia los corazones atribulados. Confusamente, intuye que ese Galileo debe ser el Socorredor que un día remoto quiso honrar con sus regalos.Artabán, agotando las últimas reservas de lucidez, escribe al procurador Poncio Pilatos, suplicando la redención de sus culpas. Cuando por fin le es otorgado el perdón, Artabán fatiga las tumultuosas calles de Jerusalén tambaleándose como un resucitado, con los ojos nublados de sol y los labios huérfanos de saliva. Una riada de gentes se dirige al Gólgota, para presenciar la crucifixión de un profeta que ha osado blasfemar contra Dios, según el veredicto del Sanedrín. Artabán se deja arrastrar por la multitud, pero se detiene a recuperar el resuello en una plaza protegida de la inclemencia solar donde se está subastando como esclava a una doncella de cabellos de fuego, esbelta como el agua subterránea. Artabán, hondamente conmovido, escarba entre sus andrajos y se decide a comprar la libertad de la muchacha con el pedazo de jaspe que ha custodiado, durante más de treinta años, con la exigua esperanza de podérselo entregar algún día a ese escurridizo Socorredor responsable de su infortunio. La muchacha besa sus arrugas y sus labios ardidos de decrepitud, en señal de agradecimiento, cuando, de repente, la tierra tiembla y el velo del templo se rasga y los sepulcros se abren y una piedra golpea en su caída a Artabán, que entre las telarañas de la inconsciencia aún acierta a vislumbrar la figura de un hombre que aproximadamente tiene la misma edad que él tenía cuando, para su desgracia, abandonó las laderas del monte Ushita. Artabán contempla las facciones pacíficas de aquel hombre, su mirada sufriente y sin embargo impávida, y escucha su voz descendiendo como un bálsamo: “Porque tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, estuve desnudo y me vestiste, estuve enfermo y me curaste, me hicieron prisionero y me liberaste”. Artabán parpadea, perplejo o desmemoriado: “¿Cuándo hice yo esas cosas?”, pregunta, a punto de desfallecer, mientras se mira las manos vacías de rubíes y diamantes y pedazos de jaspe, como una cosecha esquilmada. La muerte ya le borra la respiración cuando el hombre de voz como un bálsamo le susurra: “Cuanto hiciste por hermanos, lo has hecho por mi”.Y Artabán, el cuarto mago de Oriente, se fundió con las estrellas en cuyo escrutinio había calcinado la juventud.

viernes, diciembre 22, 2006

Feliz Navidad

Deseos a todos los lectores de este blog. Feliz Navidad. Con ello quiero decir, que el próximo aniversario del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, nos llene a todos de felicidad. Aprovecho la ocasión para despreciar públicamente a PApá Noel, un obeso con cara de maricón, que es falso que traiga regalo alguno, ya que no ha existido nunca. No se trata de San Nicolás, un santo cristiano que vivió en Tolentino y que lo dio todo por los pobres. Sí existen pruebas históricas de los Reyes Magos, a los que los mejores astrólogos les avisaron que un Dios iba a nacer en belén en la fecha indicada, y cruzaron medio mundo por ir a adorarlo y llevarle oro, incienso y mirra.

domingo, diciembre 10, 2006

Sevilla F.C. 2-1 R. Madrid



Otro año más, los catetos sucumben en Nervión. Venidos desde los pueblos más recónditos de Córdoba, Cádiz, Jaén y demás pueblos del Reino de Sevilla, los catetos se van con la cabeza gacha. El supercampeón de Europa dominó de principio a fin al equipo de Muñiz Fernández (pésimo árbitro, cobarde, partidista, injusto y chulo) y el resultado fue corto, ya que no pitó un penalti cometido a Kanouté, no expulsó a Michel Salgado y el gol del marido de Victoria es de saque de falta que no existe.

El próximo Sevilla-Madrid que se juegue en Nervión será en un Estadio Nuevo, remodelado y ampliado. Eso quiere decir que serán muchos más los catetos que se vayan lamentándose a casita después de una nueva victoria del Sevilla, un Sevilla que al jugar al fútbol deja el sabor de las yemas de San Leandro.

viernes, diciembre 08, 2006

martes, noviembre 07, 2006

De nuevo droga

Cuatro días ha durado el descanso en la Huerta de la Salud. La banda de drogadictos y el narco que los abastece vuelven a establecerse en la Plaza José Mª Bedoya. Después del despliegue
Policial de la noche del viernes 3 de noviembre, desaparecieron los delincuentes durante todo el finde semana y el lunes. Pero hoy, martes 7 de noviembre, a las 17:00 el narco se dio un paseo y colocó su mercancía a los tres drogatas que allí había. No pude fotografiarle. A las 21:15 horas, y lloviendo, están los drogadictos bajo los soportales del Edificio Coprose, a la espera de que el narco llegue. Se acerca en su ciclomotor, coloca su mercancía y se va.

Las fotos, mañana.

domingo, noviembre 05, 2006

Mag´nífica operación policial antidroga en la Plaza José Mª Bedoya

Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado actuaron de forma impecable la noche del pasado viernes, cuando interceptaron al narco que trafica con droga en la Huerta de la Salud, así como a sus secuaces. Gran acierto de la Policía Nacional el acudir la noche del viernes, cuando el camello estaba surtiendo de droga a los niñatos para el fin de semana. Por fin hemos podido dormir tranquilos un sábado los vecinos.

viernes, noviembre 03, 2006

Más fotos del tráfico de estupefacientes en la Huerta de la Salud



El individuo con pantalón azul con franja blanca y chubasquero gris de mangas rojas acaba de llegar a la plaza y ofrece mercancía a los allí presentes. No ha tenido mucho éxito, porque sus habituales clientes están servidos. La foto está tomada a las 16:45 horas de la tarde. Imagínense la intoxicación de cannabis, speed, coca o lo que se metan que tendrán a las 2 de la mañana. Y los vecinos aguantando ésto todos los días. Delitos contra la salud pública continuos en los jardines de la plaza, en presencia de los niños que juegan a escasos metros. Mañana más fotos. Será sábado el colocón de droga será brutal.

Venta permanente de droga en Plaza Jose Mª Bedoya



Desde medio día hasta bien entrada la noche. Un individuo moreno, de pelo corto, de unos veinte años, estatura media, complexió nnormal, más bien delgada, en motocicleta con colores blanco y naranja o rojo, aparece con una báscula electrónica y un saquito. Allí corta su mercancía y la vende a chavales. Supongo que alguno incluso menor de edad. He llamado a la Policía en muchas ocasiones, pero las pocas veces que han venido, ha sido tarde, y el narco se ha ido.

Los niñatos, una vez colocados, la emprenden a insultos con los vecinos, que responden arrojando huevos. A ésto responden los niñatos lanzando naranjas (en temporada) y golpeando las rejas de los escaparates de los comercios de la plaza.

Vengan a la Plaza José Mª Bedoya y compruébenlo.

miércoles, octubre 18, 2006

El Pepe

Si lo que ha hecho "El Pepe", lo hago yo, me ocurren dos cosas: la Primera, es que toda Sevilla se entera de que soy un golfo y piedo todo mi prestigio. La segunda, que el cliente-paciente me corre a gorrazos por toda Sevilla.

"El Pepe", por llamarle así, es un profesional de la Medicina. Tiene su clientela, a la que cobra por cada consulta privada, para luego atenderles clínicamente en un hospital de la Segurida Social. Una paciente de "El Pepe" acudió durante casi nueve meses a su consulta. Pagó religiosamente todas y cada una de sus consultas (el instrumental de tres dimensones es carísimo y hay que pagarlo) y decidió acudir al Hospital en que asiste su médico, a pesar de tener otros hospitales más cercanos a su domicilio, y tener la posibilidad de acudir a magníficas clínicas privadas, decidió digo, ir al Hospital de Pepe porque su médico iba a estar con ella, iba a decidir de primera mano lo que más le convenía, y no la iba a dejar de lado en el momento más importante de esos interminables nueve meses.

Pues bien, cuando esa paciente de "El Pepe" ingresa en el Hospital donde él asiste, a las 16:00, el Pepe no está. Le llaman. No viene. Está pasando consulta. Lógico, el 3D hay que pagarlo. Termina la consulta y sigue sin venir. ¿Por qué? No se sabe, pero no viene. Su paciente entra en monitores. Después a paritorio, y el Pepe a moscas tres.

Pero ahora viene lo bueno, el Pepe, una vez localizado, le dice a la familia que ya se ha puesto en contacto con quirófano, y le ha dicho al médico de guardia, que a su paciente fulanita, que la trate bien. Toma ya. Chúpate esa.

Pero ahora viene lo mejor. Agárrate. La familia supercontenta. Es como si un Abogado cobra a su cliente durante nueve meses, y el día del juicio le dice, "mira, que mejor no voy, que te asista un abogado de oficio, que yo ya le he dicho al Fiscal que no te puda mucha condena". Hay que joderse.

El pepe ese debe ser un artista. Cobra a sus pacientes como lo que es, un profesional libre de muchos años de experiencia. Luego les chulea, les deja de lado y los pacientes, en lugar de partirle la cara (que es como se arreglan las cosas en España), le admiran, le ponderan y le alaban.

Debe tener un truco el Pepe de los cojones. Por eso digo que es un artista. Yo que pensaba que le iba a tener que pegar dos soplamocos, y resulta que voy a tener que cacarle a hombros. Tiene cojones o no tiene cojones la cosa.

martes, octubre 10, 2006

Equipo de alto rendimiento de carabina de la FATO


Curro, Paco, Julián, Severino, Rafael (que no sale en la foto porque está detrás de la cámara), Vicente, Nicolás Pepe y yo. Entrenados por el sumo sacerdote del rifle, el maestro Haber. ¿Para cuándo ese libro de técnica Zibi? ¿Para cuándo tres cncentraciones del equipo al año, Meana?

lunes, octubre 09, 2006

domingo, octubre 08, 2006

Copa del Mundo de Tiro Olímpico en Granada



Se ha celebrado en Granada la Final de la Copa del Mundo de Tiro Olímpico. Chinos y Rusos han copado la mayoría de los podiums. Podeis ver al campeçon y a la tercera clasificada del Play Off mixto que se celebró el sábado en la sala de finales.