Frederic Kanoute.
El más grande jugador
del Sevilla de la era moderna. Frederic Kanouté. Llegó en silencio.
Lo tildaron de delantero viejo y sin gol. Se marcha como el jugador
foráneo que más partidos y más goles ha jugado y marcado con
nuestra camiseta. Pateaban un balón para quitárselo de en medio y
Kanouté lo buscaba, saltaba, lo acomodaba con el pecho, lo ponía en
la hierba y abría juego a la banda con una facilidad pasmosa. Fue
siempre al choque. No rehusó el enfrentamiento con nadie. Se
anticipó a los defensas, los ganó en velocidad, nadie pudo con él
en el salto. Marcó los goles más importantes de la historia del
Sevilla. En Eindhoven, en Mónaco, en Glasgow, en Madrid. Siempre
estuvo ahi el gigante malí. Pueso en pie White Hart Lane en cinco
minutos. Dejó boquiabierto el Bernabéu (3-5 en una final de la
supercopa de España), fue respetado en todos los campos en los que
jugó. Nadie habló mal de Kanouté. Nunca se le vio protestar. Nunca
se le vio en discotecas a altas horas de la madrugada. Cuando
marcaba, una mirada al cielo y las manos señalando a su Dios. Fue
elegido mejor jugador de África. Siendo delantero centro de la
selección francesa sub-21 (por delante de Henry), dejó a su país
natal para jugar con la selección de sus raíces. Un viaje a Mali en
su infancia forjó la personalidad del gigante que años después
construiría la ciudad de los niños de Bamako, hogar para los niños
abandonados por sus padres. Se podría escribir durante horas de
Kanouté.
Un caballero en el
fútbol. Un señor fuera de él. Frederic Kanouté. Grande entre los
grandes. Espejo en el que mirarse los jóvenes. Un honor poder decir
que yo ví jugar a Kanouté en el Sevilla.
Un salmo del Corán que
se repite constantemente dice que “Solo hay un único Dios. Alá,
el misericordioso, el omnipotente”. Lo mismo pdría decirse de
Kanouté, el misericordioso, el que todo lo pudo. Os dejo un vídeo de Jesús Creations.
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