martes, agosto 18, 2009

Sobre los antitaurinos



Ciertos periódicos digitales dan la posibilidad al lector de comentar la noticia que publican. No cuya lectura frecuento es “El confidencial”, por su seriedad a la hora de publicar noticias de economía. Así, el diario digital publica, por ejemplo, que el Banco de España tiene a seis Cajas de Ahorro en inspección por su falta de liquidez. Inmediatamente, un lector, quizá con información que no puede hacer pública, o un trabajador hartito de la empresa, por maldad, comenta: “Se trata de tal Caja de Valencia, Castellón, o de Navarra, o de tal o cal sitio” Hay que ser previsores porque también puede suceder que sea un “infiltrado” de otra Caja con el propósito de hacer mala prensa de la competencia.

En plena temporada de ferias en nuestra España, no suelen faltar las desgraciadas noticias de graves cogidas a toreros. Inmediatamente que es publicada aparecen los comentarios de los llamados antitaurinos, maldiciendo la suerte del torero que merecía estar muerto, califican al artista de maltratador e injurian y calumnian a los que nos gusta el espectáculo artístico que supone una corrida de toros.

Ejemplo: “Grave cogida de Israel Lancho en Las Ventas”. El titular es acompañado de una impresionante foto en el momento en el que el morlaco cornea al diestro en pleno abdomen. Ahora vienen los comentarios:

http://foro.elconfidencial.com/foro/foro.asp?id=52608&sec=7

Un tal capablancka opina lo siguiente:
A mí me gustaría que esto ocurriese en cada corrida que se celebre y a cada torero que saliese al ruedo...

:_[[[

Animo, toritos, que esto es mucho más fácil de lo que parece.

En el mismo sentido, si entramos en youtube y buscamos el video de la cogida, hay comentarios de gentuza miserable, chabacana y barriobajera (no te eqivoques amiga lectora de este blog, esto no es ser violento, en todo caso es ser borde, o utilizar un lenguaje soez y vulgar), decía que hay gentuza que publica comentarios deseando la muerte del torero.

Se creen los nuevos progres que la abolición de las corridas de toros es una reivindicación nueva, que ellos, con sus porros, sus rastas (buena corrección, sr. anónimo), su barbita y su filosofía barata han inventado esa nueva forma de pensar, y se manifiestan, desnudándose en la puerta de las plazas (no he visto todavía ni a una “tía buena” en esos desnudos). Y no es así. No es nueva.

A finales del Siglo XVIII estaban prohibidas las corridas de toros y el teatro. En la ciudad de Sevilla no había teatro desde 1779, cuando fe procesado su defensor mas ferviente, D. Pablo de Olavide. La Pragmática Sanción de 1785 prohibió los certámenes taurinos, como ya se había hecho en 1754, 1757 y 1778.

No obstante, en 1791 el Marqués de Nevares, como Hermano Mayor de la Maestranza de Caballería de Sevilla solicitó al Rey venia para celebrar 24 novilladas. El Rey dio el visto bueno por Real Orden de 4 de octubre de 1791, pero el Asistente Ábalos elevó al Consejo de Castilla su contrario parecer. Ante tal refutación, el Consejo decidió pedir informe a la Fiscalía de la Audiencia Territorial de Sevilla.

El informe lo firma el Fiscal de lo Criminal D. Juan Pablo Forner, en fecha de 19 de febero de 1792 y su contenido debe ser analizado teniendo en cuenta la situación político-económica-social de su época. Dice Forner que para asegurar el buen orden y la tranquilidad en las poblaciones es necesario arbitrar una serie de medidas que aseguren el derecho a la diversión de los ciudadanos. Las más grandes civilizaciones a lo largo de los años han recurrido siempre a la organización de espectáculos como vía de adoctrinamiento político y de pacificación social.

Para Forner el pueblo español ha desarrollado sus propias manifestaciones festivas. Sin diversiones en las que ahogar sus frustaciones, el pueblo desemboca irremediablemente en las tabernas, en los burdeles o en la delincuencia. Por tanto, se hace de urgente necesidad que tanto las autoridades locales como centrales asuman la organización de diversiones públicas, que bien reglamentadas y vigiladas por el legislador, funcionen como seguro contra el desorden social. Será la misma argumentación que dos años más tarde esgrimirán los miembros de la comisión municipal encargada de informar sobre la conveniencia de reinstaurar el teatro en la ciudad.

Escribe Forner que desde hace ocho siglos (hoy serían once) que en España se están celebrando corridas de toros, que alternaban con los torneos en nuestras antiguas costumbres. Las fiestas de toros son hijas de siglos militares. Son características de una nación que desde el siglo VII hasta el XVIII no ha soltado las armas. Estas fiestas eran una escuela en que los caballeros noveles hacían el aprendizaje de su profesión. Sevilla, reducidos sus habitantes a na austeridad, o más bien a una rigidez áspera que los aleja de todo recreo o esparcimiento, manifiestan en lo exterior el abatimiento hipócrita que influye la opresión con que son gobernados.

Y en lo económico dice Forner que la fiesta de los toros fomenta la industria y el comercio por el consumo y circulación de las especies, promoviendo así las artes y oficios nacionales, se aumenta la propagación del ganado, la certidumbre del consumo fomenta las ganancias y multiplica las especies y géneros comerciales.

Termina Forner diciendo: “Compárese, repetimos, con los inconvenientes que alega el Asistente y resuelva la madura deliberación del Acuerdo cuales deben preponderar en la balanza de una sabia y prudente política. Y en su vista tomará la resolución que juzgue más oportuna” (SIC).

Lógicamente, S.M. el Rey autorizó las novilladas solicitadas por la Real Maestranza de Caballería de Sevilla.

Bibliografía:
Moreno Mengíbar: Una defensa de las corridas de toros por Juan Pablo Forner (1792). Revista de Estudios Taurinos, nº4, 1996.

No hay comentarios: