lunes, marzo 10, 2008

¿Sevillistas de granito?

O nos hacemos grandes ahora, o seguiremos en la mediocridad otros 50 años.

Llevo leyendo durante los últimos meses un sin fin de comentarios sobre lo conveniente de apoyar al entrenador del Sevilla, aunque lo haga mal, porque es nuestro entrenador. Comentarios de no protestar jamás a nuestros jugadores, porque son los que llevan nuestro escudo, de no criticar nada de lo criticable, so pena de caer en una clase de sevillismo que es catalogado como de “no granito”, un sevillismo que parece que es peor del otro que aplaude siempre, aunque no haya que aplaudir.

El Sevilla, antes de Del Nido no había hecho nada en 50 años. Era un equipo al que le bastaba para completar una buena temporada el ganarle en casa al Madrid, al Barcelona, al Betis y quedar por encima de este último en la tabla. Llegó Del Nido y puso aspiraciones, metas, éxitos. Y llegó un entrenador, Juande Ramos, sí, Juande, que hizo campeón al Sevilla. Lo hizo una máquina de jugar bien (en la mayoría de los partidos) y de ganar títulos. Era un Sevilla al que le daba igual que e Madrid se adelantara 0-2, porque sabía que él iba a meter 4 goles tarde o temprano. Un Sevilla de jugar siempre al ataque, de crear 15 o 20 ocasiones de gol, de presionar arriba, muy arriba. Dos temporadas. Un fútbol como los “sevillistas de granito” nunca habían visto en Nervión. El Sevilla se hizo grande de verdad. Juande hizo grande al Sevilla a base de títulos y de buen juego. Los equipos que jugaban contra el Sevilla sabían que tarde o temprano iban a encajar algún gol. Fútbol total.

Y Juande se va. Por la puerta de atrás. Traición si queréis, sí. Y se hace cargo del equipo Jiménez. Un entrenador distinto. No entro si defensivo o ofensivo, si se presiona más o menos. Si se defiende bien o no. Es distinto. Pero el Sevilla ya no causa temor. Ayer el Levante se come al Sevilla en la segunda mitad. Días atrás el Fenerbahce gana la eliminatoria cuando perdía 2-0. Contra el Barcelona en la copa no se le gana ni un partido de la eliminatoria y en la liga empatan un partido en Nervión que teníamos ganado.

¿Nos contentamos? ¿Volvemos a ser el club que se contentaba con ganarle a un grande, al eterno rival y a quedar por encima de éste en la liga? O nos hacemos grande ahora o volvemos a ser mediocres otros 50 años. Juande, sí Juande, hizo algo dificilísimo en el deporte de élite: hacer a un equipo ganador. Me gasté un dineral para ir a Eindhoven porque pensé que iba a ser una oportunidad única, irrepetible. Una vez en 100 años. Había que ir. A Mónaco íbamos de víctimas y arrasamos. A Glasgow fui con el presentimiento de llevarnos la Uefa en un 75% de posibilidades. Cuando año y medio después de Eindhoven fui al Bernabéu a ver la vuelta de la supercopa de España (3-5 ganamos) tenía el pleno convencimiento de que íbamos a ganar. 100%. Sí o sí.

No es tan pésimo entrenador Jiménez. Es trabajador, buena persona, sevillista, sincero, sabe tratar a los chavales. Pero no es su momento. Quizá no sea siquiera el momento de Marcelino, ojo. Es el momento de entrenadores con mentalidad de ganadores. De entrenadores que no especulen. De 20 ocasiones de gol. De caminar por la senda que marcó Juande. De hacer a un equipo inconformista. O hacemos eso, o esperamos otros 50 años a que aparezca otro Juande.
Del Nido lo sabe. No es nuevo en ésto. Sabe que cuando la grada protesta es porque quiere que el Sevilla siga siendo grande, que no pierda la esencia del equipo campeón que no tenía miedo a nadie. ¿Alguien cree que con Jiménez se le puede meter 5 goles al Madrid en el Bernabéu? Nadie. No es mejor Sevillista el que nunca protesta, sino el que quiere lo mejor para su equipo. Todos los que tenemos algunos años hemos visto al Sevilla en segunda, jugar mal, rematadamente mal, pasar temporadas enteras inadvertidos en primera. Ser eliminados por equipos de tercera en la Copa. Y ahora que hemos cambiado nuestro rumbo en la historia, no podemos conformarnos con cualquier cosa, por el simple hecho de que el entrenador es de los nuestros. Nuestro es el Sevilla, no los jugadores ni el técnico. A ellos debemos exigírselo todo. Aplaudirles siempre y demandarles cuando sea necesario. Si no hacemos eso, la próxima final la verán mis nietos.

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