lunes, marzo 24, 2008

Marina y Dalí


Arnold Reynols Morse era un ingeniero industrial de Cleveland (Ohio, EE.UU) que se hizo multimillonario a finales de los años treinta con una patente para la fabricación de plásticos inyectados. Su esposa Eleanor y él conocieron a Dalí en 1942, cuando el pintor tenía 38 años. La leyenda cuenta que el pintor y Morse se vieron por vez primera en uno de los lavabos públicos del hotel Saint-Regis de Nueva York. Ante el extraño aspecto de Dalí, Morse le preguntó si era un artista y el pintor ampurdanés replicó: "Yo soy el mejor artista". Morse quiso ver sus cuadros y se enamoró de ellos. Le compró tres en el acto y le dijo a Dalí: "Cada vez que necesite unos miles de dólares, mándeme un cuadro". De este modo, el millonario llegó a poseer un centenar de cuadros originales de Dalí, además de unas 1.200 litograflas y grabados y un número impreciso de apuntes y acuarelas, que mostró al público a partir de 1971. Es la mayor colección privada de pinturas del genio español.

Ayer, la niña Marina, de 8 años de edad, realizó un retrato del que suscribe en menos de 3 minutos. No es fácil el retrato, ya que para ser bueno debe mostrar la psicología del retratado, su estado de ánimo, sus sentimientos. Al ver el resultado, me recordó la apuesta que hizo Morse comprando las obras de Dalí. Así que empezaré a recopilar obras de la impúber Marina, por si algún día puedo dedicarme a ceder mi colección a los Museos del mundo.

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