viernes, febrero 08, 2008

LLegó la hora


Sí, llegó la hora. Ric Power encontró a la mujer de su vida, y mañana, día 9 de febrero firmarán un contrato matrimonial. En realidad no les hace falta. No hay contrato, Sacramento ni costumbre que pueda medir ni regular su amor.

En el derecho romano había tres formas de matrimonio. Una era la conferratio, matrimonio sagrado realizado mediante una ofrenda al Dios Zeus y reservado exclusivamente a los patricios, que tenián el privilegio del ius anniorum, o derecho a llevar anillos. Otra forma era la coemptio, matrimonio civil, utilizado por la plebe, menos riguroso en las formas. Y finalmente el matrimonio per usus, el más antiguo, o unión de hecho, que se disolvía por la trinoctio, cuando la mujer pasaba tres noches fuera de casa. Hasta el Concilio de Trento, la Iglesia Católica no estableció su forma canónica como única válida.

Hoy, los anillos los llevan todos, los patricios y la plebe. El matrimonio per usus, o unión de hecho cada vez está más extendido, y el divorcio, que existe en España desde los Fueros de Salamanca del siglo XII, disuelve los vínculos de los que se juraron ser una sola pesona por el resto de sus vidas. Los curas, que por sus votos no pudeden casarse ni tener hijos, dan lecciones de matrimonio y de paternidad a los jóvenes, y no les casan si no asisten a sus cursos. Hoy día, incluso los maricones y las tortilleras se pueden casar y hasta adoptar hijos. Qué cosas. Es el siglo XXI.

La encuesta que ha estado colgada en el blog durante las dos últimas semanas era para vosotros. Para saber vuestras reacciones. Os ha definido a todos. A los que se toman la vida con humor, a los que no comprenden nada, a los indecisos, a los amargad@s, a los cobardes, a todos. Un 55% votó que Macarena y Power eran tal para cual. De hecho lo son. El resto se dividió en el "ni de coña" y en el "ha cambiado a mejor". Daba igual. Fuese cual fuese el resultado nada habría cambiado en sus vidas. En la vida que empezaron hace tiempo. Una vida para construir una escalera hacia el cielo, una vida para que sus miradas siempren se encuentren, para que sus manos siempre estén unidas, para amarse hasta el final de sus días, para que cuando vengan los malos momentos (en seis meses no ha habido ninguno), se miren a los ojos y recuerden las noches de Islantilla, de Madrid, de Barcelona - las noches en las que nunguno quería dormirse -, y se digan el uno al otro:
Cast your eyes on the ocean,
Cast your soul to the sea.
When the dark night seems endless
Please remember me,
Please remember me...

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