“A ti acudo glorioso San Ramón en estos días que preceden a mi maternidad, para implorar de tu mediación la gracia de un parto feliz que, colmando mis deseos, premie mis esperanzas. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén”.
Es la oración de la novena a San Ramón Nonato, llamado así porque fue extraído del vientre de su madre muerta. San Ramón, caballero mercedario fue castigado por un gobernador bereber a ser azotado en todas las esquinas y a que un candado atravesase y cerrase su boca, por el delito de predicar el cristianismo a los moros. Patrón de las parturientas, su festividad es el 31 de agosto, día en el que ha nacido mi hija Macarena, tras un parto rápido y sin ninguna complicación.
Cuando nace un bebé es común intentar buscarle parecido con los familiares más cercanos. No puede ser el caso de mi hija Macarena. Rubia de ojos azules. Ahí queda eso. Y no se le pude sacar parecido porque no hay en el mundo otra niña ni mujer más guapa que mi Maca.
Los bebés rubios suelen nacer con muy poco pelo. Tampoco es el caso de Macarenita, que luce una magnífica pelucona. Ya es conocida como “la rubia” en la clínica donde ha nacido, y en su nacimiento fue la expectación del magnífico equipo que atendió su alumbramiento. Desde la Dra. ginecóloga, a la pediatra, anestesista, matrona y enfermeras. No se puede ser más eficaz, profesional y agradable con un paciente.
Pronto os dejaré una foto de mi preciosa. Y ahora a por el niño…
NOTA POST POST: Con cuatro días de vida la opinión mayoritaria es que la niña es como el padre pero en rubia. Espero que el próximo sea morenito, porque si no voy a dudar de la teoría del gen dominante. Os dejo tres fotos de mi rubia y otra de la mirada de una morena que cambió mi vida para siempre.
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