jueves, noviembre 24, 2011

Hasta los más feroces guerreros han llorado.

Los ojos de Mío Cid fuertemente van llorando,
atrás vuelve la cabeza y quedábase catándolos.
Y vio las puertas abiertas, los postigos sin candados,
las alcándaras vacías: sin las pieles ni los mantos,
ni los halcones de caza, ni los azores mudados.
Suspiró Mío Cid Ruy Díaz, que él ha muy grandes cuidados.
Habló entonces Mío Cid, tan bien y tan mesurado:
"¡Gracias te doy, Señor Padre, a tí que estás en lo alto!
Ésto hicieron contra mí mis enemigos malvados".

Cantar de Mío Cid. S. XII.

No hay comentarios: